La selección española de goalball conquista la quinta plaza en el Campeonato del Mundo en Gran Bretaña

25/06/2010

La selección española de goalball consiguió la quinta posición en el IX Campeonato del Mundo de Goalball, que se celebró en la ciudad inglesa de Sheffield entre el 20 y el 25 de junio. El combinado masculino estuvo formado por seis deportistas y en esta ocasión no hubo representación femenina.

La competición comenzó con una liguilla previa en la que los 16 equipos se dividiero nen dos grupos. España formó parte del grupo B, en el que se midió a Australia, Brasil, Dinamarca, Eslovenia, Hungría, Lituania y Suecia, y pasó como segunda de grupo por detrás de Lituania.

En cuartos de final, la selección nacional se midió a Estados Unidos, ante quien perdió por 5-4 en un partido igualadísimo. Por tanto, España pasó a jugar por las plazas quinta a octava y su primer rival fue Argelia, a quien derrotó por 7-6. En la lucha por la quinta posición, el combinado español se impuso a Suecia por 4-2.

La selección española estuvo formada por el canario Jesús Santana, que formó parte del equipo que logró la duodécima posición en los Juegos Paralímpicos de Pekín; los alicantinos Jorge Juan Gómez, Antonio José González y José Ruso; el catalán Alfredo Gordovil y el aragonés Román Martínez.

España no consiguió la clasificación directa para los Juegos Paralímpicos de Londres 2012, reservada únicamente a las tres primeras selecciones, que fueron Lituania, China e Irán. Sin embargo, mejoró la novena posición lograda en el último Campeonato del Mundo, que tuvo lugar en Carolina del Sur (Estados Unidos) hace cuatro años. En el pasado Europeo, que se celebró en Munich (Alemania) en agosto de 2009, la selección española masculina concluyó en la cuarta plaza.

El goalball es un deporte practicado específicamente por personas ciegas y deficientes visuales que enfrenta a dos equipos de tres jugadores. Los partidos, que constan de dos tiempos de diez minutos cada uno, se disputan en una pista de 9 por 18 metros.

Cada equipo se sitúa a un lado del campo, junto a su portería, de 9 metros de ancho, y, sin salirse de una pequeña zona, tiene que tratar de meter gol en la portería contraria lanzando un balón con cascabeles en su interior, que ha de rodar por el suelo para que se oiga su sonido. Los tres componentes del equipo que recibe el balón tienen que impedir que entre en su portería arrojándose al suelo para detenerlo.

Todos los jugadores han de salir a la cancha con unos antifaces opacos que les impiden ver absolutamente nada, para garantizar así la igualdad de condiciones entre ciegos totales y deficientes visuales.